Secuencia | ||||
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v | e | d | 1301 (1360) |
A través de la puerta vio a los hermanos Vicario que venían corriendo hacia la casa con los cuchillos desnudos. |
v | e | d | 1302 (1361) |
Desde el lugar en que ella se encontraba podía verlos a ellos, pero no alcanzaba a ver a su hijo que corría desde otro ángulo hacia la puerta. |
v | e | d | 1303 (1362) |
«Pensé que querían meterse para matarlo dentro de la casa», me dijo. |
v | e | d | 1304 (1363) |
Entonces corrió hacia la puerta y la cerró de un golpe. |
v | e | d | 1305 (1364) |
Estaba pasando la tranca cuando oyó los gritos de Santiago Nasar, y oyó los puñetazos de terror en la puerta, pero creyó que él estaba arriba, insultando a los hermanos Vicario desde el balcón de su dormitorio. |
v | e | d | 1306 (1365) |
Subió a ayudarlo. |
v | e | d | 1307 (1366) |
Santiago Nasar necesitaba apenas unos segundos para entrar cuando se cerró la puerta. |
v | e | d | 1308 (1367) |
Alcanzó a golpear varias veces con los puños, y en seguida se volvió para enfrentarse a manos limpias con sus enemigos. |
v | e | d | 1309 (1368) |
«Me asusté cuando lo vi de frente -me dijo Pablo Vicario-, porque me pareció como dos veces más grande de lo que era.» |
v | e | d | 1310 (1369) |
Santiago Nasar levantó la mano para parar el primer golpe de Pedro Vicario, que lo atacó por el flanco derecho con el cuchillo recto. |
v | e | d | 1311 (1370) |
-¡Hijos de puta! -gritó. |
v | e | d | 1312 (1371) |
El cuchillo le atravesó la palma de la mano derecha, y luego se le hundió hasta el fondo en el costado. |
v | e | d | 1313 (1372) |
Todos oyeron su grito de dolor. |
v | e | d | 1314 (1373) |
-¡Ay mi madre! |
v | e | d | 1315 (1374) |
Pedro Vicario volvió a retirar el cuchillo con su pulso fiero de matarife, y le asestó un segundo golpe casi en el mismo lugar. |
v | e | d | 1316 (1375) |
«Lo raro es que el cuchillo volvía a salir limpio -declaró Pedro Vicario al instructor-. |
v | e | d | 1317 (1376) |
Le había dado por lo menos tres veces y no había una gota de sangre.» |
v | e | d | 1318 (1377) |
Santiago Nasar se torció con los brazos cruzados sobre el vientre después de la tercera cuchillada, soltó un quejido de becerro, y trató de darles la espalda. |
v | e | d | 1319 (1378) |
Pablo Vicario, que estaba a su izquierda con el cuchillo curvo, le asestó entonces la única cuchillada en el lomo, y un chorro de sangre a alta presión le empapó la camisa. |
v | e | d | 1320 (1379) |
«Olía como él», me dijo. |
v | e | d | 1321 (1380) |
Tres veces herido de muerte, Santiago Nasar les dio otra vez el frente, y se apoyó de espaldas contra la puerta de su madre, sin la menor resistencia, como si sólo quisiera ayudar a que acabaran de matarlo por partes iguales. |
v | e | d | 1322 (1381) |
«No volvió a gritar -dijo Pedro Vicario al instructor-. |
v | e | d | 1323 (1382) |
Al contrario: me pareció que se estaba riendo.» |
v | e | d | 1324 (1383) |
Entonces ambos siguieron acuchillándolo contra la puerta, con golpes alternos y fáciles, flotando en el remanso deslumbrante que encontraron del otro lado del miedo. |
v | e | d | 1325 (1384) |
No oyeron los gritos del pueblo entero espantado de su propio crimen. |
v | e | d | 1326 (1385) |
«Me sentía como cuando uno va corriendo en un caballo», declaró Pablo Vicario. |
v | e | d | 1327 (1386) |
Pero ambos despertaron de pronto a la realidad, porque estaban exhaustos, y sin embargo les parecía que Santiago Nasar no se iba a derrumbar nunca. |
v | e | d | 1328 (1387) |
«¡Mierda, primo -me dijo Pablo Vicario-, no te imaginas lo difícil que es matar a un hombre!» |
v | e | d | 1329 (1388) |
Tratando de acabar para siempre, Pedro Vicario le buscó el corazón, pero se lo buscó casi en la axila, donde lo tienen los cerdos. |
v | e | d | 1330 (1389) |
En realidad Santiago Nasar no caía porque ellos mismos lo estaban sosteniendo a cuchilladas contra la puerta. |
v | e | d | 1331 (1390) |
Desesperado, Pablo Vicario le dio un tajo horizontal en el vientre, y los intestinos completos afloraron con una explosión. |
v | e | d | 1332 (1391) |
Pedro Vicario iba a hacer lo mismo, pero el pulso se le torció de horror, y le dio un tajo extraviado en el muslo. |
v | e | d | 1333 (1392) |
Santiago Nasar permaneció todavía un instante apoyado contra la puerta, hasta que vio sus propias vísceras al sol, limpias y azules, y cayó de rodillas. |
v | e | d | 1334 (1393) |
Después de buscarlo a gritos por los dormitorios, oyendo sin saber dónde otros gritos que no eran los suyos, Plácida Linero se asomó a la ventana de la plaza y vio a los gemelos Vicario que corrían hacia la iglesia. |
v | e | d | 1335 (1394) |
Iban perseguidos de cerca por Yamil Shaium, con su escopeta de matar tigres, y por otros árabes desarmados y Plácida Linero pensó que había pasado el peligro. |
v | e | d | 1336 (1395) |
Luego salió al balcón del dormitorio, y vio a Santiago Nasar frente a la puerta, bocabajo en el polvo, tratando de levantarse de su propia sangre. |
v | e | d | 1337 (1396) |
Se incorporó de medio lado, y se echó a andar en un estado de alucinación, sosteniendo con las manos las vísceras colgantes. |
v | e | d | 1338 (1397) |
Caminó más de cien metros para darle la vuelta completa a la casa y entrar por la puerta de la cocina. |
v | e | d | 1339 (1398) |
Tuvo todavía bastante lucidez para no ir por la calle, que era el trayecto más largo, sino que entró por la casa contigua. |
v | e | d | 1340 (1399) |
Poncho Lanao, su esposa y sus cinco hijos no se habían enterado de lo que acababa de ocurrir a 20 pasos de su puerta. |
v | e | d | 1341 (1400) |
«Oímos la gritería -me dijo la esposa-, pero pensamos que era la fiesta del obispo.» |
v | e | d | 1342 (1401) |
Empezaban a desayunar cuando vieron entrar a Santiago Nasar empapado de sangre llevando en las manos el racimo de sus entrañas. |
v | e | d | 1343 (1402) |
Poncho Lanao me dijo: |
v | e | d | 1344 (1403) |
«Lo que nunca pude olvidar fue el terrible olor a mierda.» |
v | e | d | 1345 (1404) |
Pero Argénida Lanao, la hija mayor, contó que Santiago Nasar caminaba con la prestancia de siempre, midiendo bien los pasos, y que su rostro de sarraceno con los rizos alborotados estaba más bello que nunca. |
v | e | d | 1346 (1405) |
Al pasar frente a la mesa les sonrió, y siguió a través de los dormitorios hasta la salida posterior de la casa. |
v | e | d | 1347 (1406) |
«Nos quedamos paralizados de susto», me dijo Argénida Lanao. |
v | e | d | 1348 (1407) |
Mi tía Wenefrida Márquez estaba desescamando un sábalo en el patio de su casa al otro lado del río, y lo vio descender las escalinatas del muelle antiguo buscando con paso firme el rumbo de su casa. |
v | e | d | 1349 (1408) |
-¡Santiago, hijo -le gritó-, qué te pasa! |
v | e | d | 1350 (1409) |
Santiago Nasar la reconoció. |
v | e | d | 1351 (1410) |
-Que me mataron, niña Wene -dijo. |
v | e | d | 1352 (1411) |
Tropezó en el último escalón, pero se incorporó de inmediato. |
v | e | d | 1353 (1412) |
«Hasta tuvo el cuidado de sacudir con la mano la tierra que le quedó en las tripas», me dijo mi tía Wene. |
v | e | d | 1354 (1413) |
Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de bruces en la cocina. |